lunes, 28 de noviembre de 2011

Las flores de La Primavera de Botticelli

 Quisiera mostraros un cuadro que me encanta: La Primavera, de Sandro Botticelli. La obra se realizó a finales del siglo XV para Lorenzo di Pierfrancesco, primo segundo de Lorenzo el Magnífico.

 Por una parte, tenemos la interpretación iconográfica del cuadro que se basa en Poliziano, entre otros autores clásicos. Podemos ver a la derecha del mismo a Céfiro, dios del viento del oeste,  con los carrillos hinchados empujando laureles e intentado atrapar a la ninfa Cloris que se metamorfosea en Flora, para así dar paso a la primavera -la fuente se encuenta en los Fastos de Ovidio-, que aparece como la misma ninfa pero engalanada con un traje bordado con flores y esparciendo rosas, llamándose en este momento Flora o diosa de las flores. Después aparece la diosa del amor, Venus, acompañada de Cupido, en la parte superior, y de las Tres Gracias, manifesando así el amor que surge cuando comienza esta estación. Y, por último nos encontramos con Mercurio que con la espada y con el Caduceo agitando las nubes se convierte en el guardián de la paz de este jardín.

 Una de las cualidades de este cuadro es el repertorio botánico que tiene: desde naranjos, laureles, mirto, dientes de león, lirios, rosas, nomeolvides, jacintos, manzanilla, anémonas...  Los más entendidos en las flores y plantas silvestres seguro que podrán apreciar las alrededor de 190 variedades de plantas toiscanas que reflejó Botticelli con muchísimo detalle, y que no deja de impresionarme.

 Os dejo un enlace en el que se puede aumentar la obra con gran calidad de imagen y podreis deleitaros con este detallado jardín.

La Primavera, de Sandro Botticelli

Pro otra parte, os voy a copiar literalmente -ya que la editorial ya no existe- una de las multiples explicaciones iconológicas que se han dado de este cuadro. Ésta, en concreto, es de uno de mis profesores de la universidad:
 "La Primavera tiene su fuente tanto en los clásicos como en la obra de un contemporáneo, el neoplatónico Poliziano. En esta Venus se ha querido ver la encarnación de la Humanitas como referencia a la cultura y afabilidad, consejos que Ficino daba a Pierfrancesco y que Botticelli refleja visualmente.
 A la derecha de la composición vemos a Céfiro que trata de atrapar a su ninfa Cloris, de la cual salen flores y poco a poco se va metamorfoseando en Flora, pues el viento primaveral  le regaló esta estación en sus desposorios. Así, el trío Céfiro-Cloris-Flora, nos habla de la estación en la que brota la vida, en la que se manifiesta el amor por lo creado: La Primavera, denominación que sirvió a Vasari para bautizar la obra.
Vasari reconoció a la figura central com Venus, pero no la celeste. Al estar vestida remite a lo humano, de ahí que sea la imagen de la "Humanitas". Encima de ella aparece un cupido ciego que lanza su flecha amorosa sobre una de las Gracias, exactamente sobre Castitas, pues se distingue de las demás por no llevar adorno alguno.
Pico de la Mirandola yanos dice que la unidad de Venus se manifiesta en la tríada de las Gracias, las cuales refieren cualidades del amor como es la Castitas, la Pulcritudo y la Voluptas, formas diferentes de entender el amor que en su unidad nos manifiestan como debe ser el verdadero amor humano. Castitas ocupa el centro; parece recordar la idea de Petrarca en sus Triunfos por la que la Castidad vence al Amor. La tríada nos manifiesta que el amor casta ha de entenderse como voluptas-pulcritudo, es decir, como un "goce la de belleza en su pureza".
Vemos que Castitas dirige su mirada hacia Mercurio, relacionándolo en consecuencia con la flecha de Cupido. Mercurio, genio psicopompo y mensajero de los dioses, con su báculo trata de disipar unas nubes que se adosan a los árboles. Virgilio ya nos habla de esta cualidad en Mercurio, y Ficino la interpreta como la acción de un dios que es capaz de deshacer las nubes de la menta y guiar al hombre hacia lo superior. Bien podría explicarse por este medio que el verdadero amor renuncia a als pasiones terrenas y dirigue su mente hacia lo superior. [...] Botticelli presenta la Primavera como la llegada del amor, la referencia al amor en su sentido casto y la visión final por la que el amor y la belleza deben servir para guiar el espíritu, a modo de Mercurio, hacia la divinidad." 
 Formas y significados de las Artes en Época Moderna. Renacimiento. González de Zárate, J.M. Págs. 281-282.

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