Este es el alambre que tenía bajo la maceta para mantener el árbol inmóvil, y para sujetar la malla que tapaba los agujeros de drenaje. Aquí ya están cortados, pero realmente estaban muy bien colocados.
Aquí está el cepellón sacado de la maceta. Tenía tantas raices que ni siquiera se veía la malla de los agujeros de drenaje, solamente se veía el alambre absorbido por las raices.
Después de la limpieza del cepellón dejo los árboles un rato en agua con Enraigard para que las raices sufran lo menos posible durante el transplante y se recuperen rápidamente.
Una vez colocado el árbol en su nueva maceta ya sólo queda atarlo, cubrirlo bien con akadama y utilizar un palillo para remover la tierra y que penetre bien por las raices del árbol para que no haya ningún hueco que posibilite la retención de agua y, por lo tanto, la proliferación de hongos.
Aquí está el antes y el después:
No hay comentarios:
Publicar un comentario